26/8/09

LA DISTANCIA/AMARÉ TU AUSENCIA





Y como hago yo para cuando no estoy. Cómo soy si no estoy. Amo lo que no tengo, o simplemente acepto no tenerlo aquí, a mi lado ¿Acaso se puede tener algo? ¿Cuándo tenemos algo? Cuándo lo vemos y lo tocamos o cuándo disfrutamos de ello, o cuándo lo recordamos ¿Es la memoria nuestro sexto sentido?

Entrenamos el oído y el gusto, quizás también cuando aprendemos a pintar aprendemos a mirar. Y el olfato también se puede refinar, imagino yo. Fácil quizás sea entonces entrenar la memoria, refinarla, disfrutarla. Otra manera de estar. De volver a estar.

EJEMPLO 1
Una tarde oscura y lluviosa en Santander, allá por noviembre o diciembre del 2004. Eran las seis de la tarde, y la noche ya era casi dueña. En aquella época vivía en la calle General Mola número 5, en un bonito edificio con vetustos soportales de piedra, muy cerca de los Jardines de Pereda.

Entré en aquel retorcido y entrañable piso; mojado yo, iluminado por luz de bombillas él. Venia de la oficina de correos, de recoger un par de discos que me han acompañado desde entonces: Harvest de Neil Young y Clube Da Esquina de Milton Nascimento. Entonces no sabia como todo estaba a punto de cambiar para mí. Y para mejor.

Como un preludio musical a ese cambio, fui a mi cuarto e introduje el compacto de Neil en mi radio-cd, oblongo y gris plata, indestructible. Aquel disco era tan dulce y tan sincero, tan sencillo y poderoso, que de inmediato se enredó entre las fibras de mi corazón. Se convirtió en una constante.

Después ya no sé lo que haría. Pero puedo imaginarlo: Haría también cosas sencillas y dulces, mas cargadas de sentido. Ya recuerdo, mayormente dedicaba mis tardes a hablar y a pasar tiempo con mis amigos.Igual aquella tarde fue la que Pedro y yo empleamos en ver Rashomon sentados en aquel sofá imposible.

Esos amigos que ahora están lejos, pero cuyos nombres y rostros llevo conmigo y saboreo siempre que puedo.

Motivo de orgullo.

6/8/09

Versos de Verano

La canción infinita de las hojas y el viento,
El guiño constante de los rayos de sol,
La vida creciente a través de los filos de la hierba,
Las voces de los niños, ahora tan lejanas…

…Todo aquello me hacía vagar en la nada, ebrio de verano,
Buscando un recuerdo, buscando el pasado;
Y mientras, un diablo me preguntó, generoso y valiente
si cambiaria la felicidad por la permanencia.

Y yo le contesté, con mis ojos cerrados,
Dejando que las rayas del sol cruzaran mis párpados,
Que no deseaba gloria ni quería intentar quedarme;
Solo quería, y aun quiero, un instante donde quepa el cielo.