26/2/13

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Se quedaron solos, no se supo como, pero se quedaron solos. En la madrugada de Enero, caminando por las callejuelas, ciudad de callejuelas casi siempre, escasas las avenidas, azaroso el trazado, empinado el camino. Se quedaron solos y cerca de la casa de uno de ellos decidieron entrar a un último bar antes de despedirse. El bar ya no existe, tenia nombre de ciudad yanqui, pero el lugar quedará tiempo. Tanto como memoria y cuerpo permitan.


No había nadie, a punto de cerrar. La luz era azulada, el camarero casi recogía los taburetes, no tenia mucho más que hacer. Ellos se sentaron junto a la barra, y hablaban y hablaban y todo se precipitaba: se aceleraba con los pulsos, con el latir, con las miradas, estando lejos se aceleraban para poder acercarse, para casi chocar. No sabían, solo se asomaban al precipicio pensando que había una barandilla que asir

No había barandilla.