Nuestro Mar
Todos los mares eran uno,
y dejaban su beso de verano
escondido bajo el velo de cristal,
bajo un manto invisible de sal.
Y te llevabas en tu piel
el aroma gozoso del estio, protector solar;
y la algarabia de los niños
escapando veloces del yugo escolar.
Todos los mares eran uno, separando tierras,
y tú bebias una infinita dilución de semen de narval;
y entonces, merced su fuerza
todos los mares fueron uno, y tú, una con la mar.
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