La casita de carne (I)
Una vida pobre o una vida rica... Hubo una vez un hombre que decidió encerrarse en una celda de carne y huesos. Una soleada tarde, durante los calores primeros de Junio, decidió que una nueva etapa de su vida comenzaba.
A la mañana siguiente se dirigió, muy temprano, al matadero municipal.Nunca había estado allí, así que perdió un poco de tiempo callejeando por el polígono industrial donde el matadero se encontraba, confundido con talleres mecánicos y almacenes de telas. Finalmente lo encontró. Franqueó la puerta y se dirigio al primer hombre que vió:
- Buenos días. Quiero comprar dos vacas muertas- Dijo el hombre.
-¿Desea alguna raza en especial?-Contestó el empleado del matadero.
- No, unicamente quisiera que tuvieran buenos huesos...ya sabe,con mucha médula.
- ¿Así que van a hacer un caldo para las fiestas de San Pedro?
- Sí, más o menos- Le siguió la corriente, pues tenia miedo de que si se desvelaba su propósito, no le vendieran las vacas.
- Pues creo que tenemos justo lo que desea...
El matarife invitó a Cristobal a que lo siguiera a través de un pasillo frio, blanco y aséptico. Ni rastro de sangre, solo fluorescentes zumbando. Abrió una puerta mientras explicaba orgulloso:
- Ahora, con los avances en biotecnología, ni siquiera tenemos que matar a las vacas; programamos su muerte para una fecha concreta y fallecen sin estrés ninguno. El resultado: Una carne de primerisima calidad- contaba orgulloso el matarife, relamiendose disimuladamente el labio superior.Era pulcro y eficiente, casí parecia un mancebo de farmacia; tan solo sus peludos y fuertes antebrazos quedaban como vestigio de un pasado distinto.
-¡Pero no se quedé ahí parado hombre! -prosiguió el empleado.-Las del 26 de Junio estan a punto de morir¡Mire, mire!¡Qué rigor!¡Es qué no me canso de verlo!
Cristobal no pudo evitar sobresaltarse y lanzar un gritito involuntariamente afeminado que de inmediato disimuló con un carraspeo.
El matarife, sin alterarse lo más mínimo por aquella muerte silenciosa prosiguio con la venta:
-Además, ahora las vacas vienen con unas asas la mar de prácticas, y si lo prefiere, le puedo ofrecer, por un precio menor, un par de ejemplares sin patas, que total luego casi nadie las aprovecha. Es un modelo que está teniendo un gran éxito de ventas.
- No,deje. Muchas gracias. Me llevaré estas dos.
El matarife llevó las dos vacas hasta el furgón de Cristobal y le ayudó a cargarlas.
-Y llevelas rápido a la camara frigorífica¡No querrá arruinar su guiso!
-¡Sí claro!- Mintió Cristobal
...Continuará.
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