la casita de carne (II)
...Mientras conducia su furgón, pensaba, excitado, como ensamblaria los huesos largos, vaciando su médula, atornillandolos con esmero. Las paredes serian de pectorales y psoas, el techo de diafragma. Su sueño más salvaje se había desatado, y ya no queria saber de amores ni palabras, tan solo de huesos y carne, que el comeria cuando tuviera hambre, y repondria cuando fuera preciso.
Ya se imaginaba féliz en su montaña, en la casita con escaleras forradas de falda y en una cama con almohada de entrecot, cuando, en la carretera que asciende desde Villacarriedo a Abionzo, un inesperado control le obligó a parar un momento...Su corazón se subió hasta la boca, estaba muy nervioso:¿Y si le metian a un manicomio?¿Y si nadie comprendia su fantástica idea?De súbito, reconoció a Emilio vestido de guardia civil...
-¡Coño, Cristobal, cuánto tiempo!Hace mucho que no vienes por el pueblo.
-Sí...
-Ah, y mira, llevas una de esas vacas con asas- comentó Emilio mientras introducia su cabeza por la ventanilla delantera con una familiaridad que incomodó a Cristobal.-Qué cosas, todavía me acuerdo de cuando las vacas andaban por los praos.-Prosiguió el campechano guardia civil.
Cristobal agarraba tenso el volante con las dos manos, y una gota de sudor apareció en su sien...El encontronazo con lo que algunos definirian un amigo de la infancia se estaba haciendo eterno.Decidió que tenia que cortar rápido aquello si no queria complicaciones:
-Bueno Emilio, si no necesitas nada más, me marcho, que se me pone la carne mala-Interrumpió secamente Cristobal.
-Vale, vale¡ A ver si te pasas por el bar un día de estos!¡Hasta luego!
Por fin, a eso de las once de la mañana llego a la finca de su familia. Nunca iba nadie, así que estaba casi seguro de que podria vivir en la carne, sobre la tierra, sin que nadie le molestara: Colgandose de travesaños de carbonato cálcico, sacando los brazos por entre rejas de femur. Sería un ogro, un diablo, un humano fuera de lo humano...Se dejaba llevar por la locura como arena en la galerna.No quería volver, ya tan cansado como estaba de los otros.Pensaba que con su armadura de carne y misantropia se encontraria a salvo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario