26/5/12

8 (Ese Chowy)

Se viste con mimo, con cariño. Con un sentimiento hermoso, desconocido para muchos, quizás soterrado ante otras tantas cosas. Es un sentimiento generoso, un impulso por hacer las cosas de una forma suave y correcta, de tal modo que hasta el aspecto de uno sea agradable para los demás. No se sabe cuando la enseñaron eso, quizás desde muy pequeña. Su actitud, sus modales, toda esa dulzura que pone al servicio del otro.

Y, a pesar de todo eso, de todo el celo y todo el cuidado, consigue estar lista para la cena de bienvenida del departamento en menos de una hora.

Lleva un elegante jersey negro con el cuello de pico algo abierto, pero lo abriga con una pasmina violeta. El resto de la ropa, es tan negra y elegante como el jersey:  un pantalón recto y un tres cuartos. Sencillo y perfecto, no demasiado puesto, pues la cena es bastante íntima y relajada.

Él, como entró un año antes en el curro, organiza la cena, también con mucho cariño, pero lo que no organiza con tanto cariño es su vestido: no cuida del mismo modo ese aspecto. Curiosamente, al final los dos coinciden en el negro como su color.

En el salón de techo alto del hotel no hay nadie cenando, solo el grupo, y la velada transcurre distendida y llena de risas: No hay nadie demasiado serio ni demasiado poderoso. Al salir, la noche de octubre se muestra cálida para tal época y latitud.

Ellos dos no se dedican especial atención durante la velada, solo la habitual, que empieza a ser, sin aun serlo, especial.

Y de aquella noche alguna foto queda en silicio. De su sonrisa y su pasmina violeta.

23/5/12

23 de Mayo

Hola Javi,



Pasan tantas cosas a cada momento...Tienes vida chorreando por todos lados; mamá y yo casi no podemos ser más felices. Sin darte cuenta llenas el mundo de novedad y de sonrisas. Es mucha la energía necesaria para seguir tu ritmo, pero estamos a tope. Aunque al final del día, cuando ya te hemos dado la cena y el biberón, cuando te llevamos a la cuna en el tren del amor, rezamos un poquito, te damos el pete y tú te pones en la cuna en la posición de dormir, que es conocida por nosotros como el “ trasero di fora” llega el momento de que papá y mamá se sienten y recuperen las fuerzas para el día siguiente.


Cada día aparecen palabras nuevas desde tus labios, que son pronunciadas por ti con una inusitada musicalidad y una dulzura que los adultos difícilmente son capaces de reproducir. Hace poco, en ese blog solitario donde apunto ciertas cosas que espero se puedan seguir releyendo en el futuro, escribí una lista de las cosas que ya decías. Ahora, semanas después, es mucho mayor: Dices ayos, dices afu, dices un dos tes, dices fesa y acias, dices ala, y Afa y Pepe y Avi, y también Isa, y abuelo y abuela. Y cuando dices abuela pones la voz finita, y cuando dices abuelo pones la voz gordota; Y pueta. Y sobre todo, lo que más dices es coche, coche, coche. Es que te gustan muchísimo.


Y alguna palabra más que me dejo seguro. Y las vas empezando a juntar, para mezclarte con el mundo, para que el mundo se mezcle contigo. Para que todo sea mejor y más hermoso, para ir construyendo nuevas figuras, o viejas figuras de nuevo, igual que haces con los bloques de colores que te regalaron los abuelitos.


Ayer Mamá tenía que hacer un trabajo, y entonces nos fuimos tú, yo y el primo Rafa a la plaza de París. Lo pasamos muy bien. Eran como las siete y cuarto cuando llegamos y nos metimos en el agujero piscinero, que es el hueco de arena que hay en la casita de recreo. Estábamos buscando un tesoro, porque yo tenía un mapa que ponía que estaba en Venecia, y nos pusimos a cavar, sobre todo el Primo Rafa. Tú le ayudabas fenomenal. Después vino un niño que parecía ruso y que se llamaba Antón, y también nos ayudó a cavar. Te cuento todo lo que encontramos: Un hueso de dinosaurio pequeño, una piedra mágica que pintaba, una pipa de girasol de cuando los dinosaurios, un ala de murciélago… ¡Encontramos de todo!


Y luego ya os cansasteis de cavar. Y tú te lanzaste por el tobogán chiquitín, que se te da estupendamente, y luego nos montamos en el columpio, y te daba la risa. Y de repente, agarrabas a Rafa y le dabas un abrazo muy gordo.


Te quiero.


Hasta luego.

16/5/12

6.1

Le ha invitado a cenar a su casa: Pollo a la cerveza. La noche anterior había sido muy divertida, y parece que siempre quedan ganas de alargar un poco más el momento de estar juntos. Serán tres para la velada: ella, su amiga de Madrid y él.


Él pasa por casa de sus padres antes de ir allí y le pide a su padre una botella de vino. Le da dos. Siempre es generoso cuando le piden vino. Dos buenos riojas. Probablemente su padre pregunta que quien es esa chica y él da algunos datos no demasiado reveladores: que trabajan juntos, que viene de la capital, que es muy maja. Tan rala descripción no deja ver demasiado la intensa afinidad que manifiestan estos dos, pero casi seguro que los padres del chico intuyen algo, porque los padres poseen un conocimiento de los hijos que los propios hijos no tienen. Un algo suyo que pervive en sus descendientes y que para estos resulta menos obvio que para sus ancestros: Como ver vieja grabación de video de uno mismo.

Llega ya de noche a la calle Floranes, con las dos botellas de vino y cuando ella le recibe, su corazón, sus corazones van abriéndose a una zozobra inminente. Él no ha tomado consciencia aun, ella quizás lo nota algo más intensamente, como un potro que se acerca a su pecho.

La receta que ha escogido ella resulta sencilla, original y sabrosa, aunque él hubiera ido igual si le hubiera invitado a un currusco de pan:No hay nada más rico que la buena compañía.

La conversación transita caprichosa y amena de un lado a otro, pero nunca entra en lugares vacios. Hablan las amigas de ellas dos, de cómo se conocieron y de cómo han ido juntas por muchas sendas. Él habla de su ciudad, de lo que le gusta de ella, de los veranos soleados y lluviosos por igual. Todo es de gran provecho. Cada segundo.

Tras el postre, pondrán un dvd que las chicas han alquilado en el videoclub: Una bonita y sedante película de origen español titulada el abuelo que hara que el chico caiga dormido en el confortable sofá de piel de la casa. Hablaran un poquito de él mientras duerme.