15/3/12

4.

Se ha vestido de Cleopatra. Está muy guapa. Ha quedado con dos amigas y van al piso de él.

Hoy allí hacen una fiesta romano-hawaiana. El dice que es en honor a los dos pueblos que en mayor grado propagaron el uso de la chancla. A ella le encanta la idea.Es viernes de principios de verano. Hace calor y el piso está lleno de gente. Casi nadie se ha disfrazado pero él las recibe con una sábana a modo de toga.

Así que tenemos a Cleopatra y a Cesar en Hispania.

¿Qué pasa con estos dos que van haciendo milagritos sin darse cuenta?

El piso es retorcido, con un largo pasillo,y está atestado así que no estan nunca a solas, pero de todos modos ese dia, esa fiesta, no es un lugar para estar solo. Allí todos estan muy felices, algo ebrios,un poco sudados, celebrando sus veintipico en un pais sin miedo, exultante, orgulloso de sus errores y tímido para con sus logros.

Hoy ella conoce a varios de sus amigos.La mayoria son varones: Muchos de ellos fueron al mismo colegio de curas, aunque no al mismo curso.Algunos son mayores, otros menores.Son todos muy amables, simpáticos, mundanos y espontaneos; en fin, parecidos y tambien diferentes a los que ella ha dejado en su ciudad.

Tambien hay una chica, especialmente, que parece muy amiga.Es su compañera de piso, y con los años ella tambien llegará a quererla mucho.

Jovenes sin pensar en el futuro, ni siquiera en la resaca de mañana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

muchos años después una chica descubre que su antiguo compañero de piso y amigo tiene un blog en el que escribe preciosas cartas a su hijo. se acuerda de una nota que le escribió y que, ella con mucho cariño, colgó como trofeo detrás de la puerta de su habitación. Piensa en las fotos de la cocina, en cómo su amigo retrataba a todo aquel que pasara por ahí. en las flores de colores que inundaban los armarios y, sobretodo, en cómo se reía cada vez que escuchaba una canción de los dandy warhols en la que le imaginaba cantándola y corriendo con los brazos abiertos por toda la habitación.

de repente se ve apoyada en el marco de la puerta de un baño, mirando a una mujer que con una mano sujeta a su bebé, con la otra llena de agua un juguetito de goma y lo vacía en la tripita del bebé.

sonríe. qué afortunada