27/10/10

Unos versitos




Conocerte como te conozco,
Quererte como te quiero:
Con la piel, con los ojos, con los dedos;
Con el miedo de los años;
Con el calor de los sueños;
Con la vida que crece y se escapa de la boca.
Quererte con el futuro:
Con la alianza del tiempo;
Con la sombra incansable;
Con la noche que se cierne.
Amarte sin miedo al amor:
Amarte aunque vaya a partir
…Aunque la marcha me parta.
Hace falta valor para amar
cuando se nace para morir

24/5/10

De las mañanas (Para Alfonso)


Sé que el manto rosa del alba
no pasa de largo ante tus ojos;
se enreda en tus pestañas,
y por las mejillas gastadas,
se derrama hasta tu boca.

Y si los colores pudieron ser dulces en algún modo,
fue entonces cuando lo fueron;
entonces fue, es ahora, y es alimento en todos estos dias nuestros,
alimento para el camino,
sabor para el invierno.

4/5/10

La Casita de Carne (Final)


...Al tercer día el hedor de hizo insoportable. La carne muerta no estaba aguantando tan bien como él había previsto.Quizás si lo hubiera intentado en invierno o en otoño...

Avergonzado por su falta de previsión, y cansado de compartir su cuartito con pupas, larvas y moscas, salió de su pequeño palacio, de su sueño de paz. Desnudo y lleno de coágulos caminó ladera abajo hasta su furgoneta. Casi lloraba por tener que volver al mundo de los humanos; por fracasar en su intento de convertirse en ogro y llevar una vida tranquila, lejos de los verdaderos devoradores.

Ya casi podia divisar, tras la última curva, su vehículo y aunque solo habían pasado veinte minutos desde que abandonara la casita de carne, ya recordaba con nostalgia, como algo remoto e inalcanzable, los días en los que se comia la pared cuando tenía hambre. Añoraba tambien, quizás lo que más, como el sol traslucia las paredes rosadas y abria sus párpados con dulzura, sin alarma.

Todo eso se acabó.

Tras lavar su cara y sus manos en el rio, se puso un chandal, se subió a la furgoneta y condujo de de vuelta a Santander. La autovia, con su tráfico rápido, alocado, casi le producia tanta aversión como la podredumbre. A punto de entrar en la ciudad, se desvió en una salida y aparcó la furgoneta en el mismo arcén. Cristobal sin soltar las manos del volante, comenzó a temblar, volcó todo su cuerpo sobre el salpicadero y rompió a llorar, desde el fondo, como ramas que crujen, como huesos que se quiebran. Desgarrado como nunca, o simplemente dandose cuenta de su eterno desgarro, entendió que era humano pero que no soportaba lo que implicaba ser humano, las normas que sus prójimos aceptaban o parecian aceptar sin esfuerzo. Silencio y llanto.Motores amortiguados por cristales. Silencio. Llanto. Pensó en la nada.Pensó en la muerte.Pensó en la nada.

Pensó, y decidio, frio, enterrar su conflicto como quien con facilidad olvida una pesadilla al despertar. Volvió a su cómodo pisito de Valdenoja y a su comunidad de vecinos. Mintiendo un poco más, solo un poquito más. Mintiendo sobre lo bien que lo había pasado caminando por el monte Jiniro durante aquellos tres o cuatro días de principios de verano.

FIN.

27/4/10

La Casita de Carne (III)


Así que aquella tarde comenzó a deshollar los animales. Separó la carne de los huesos con el cuidado y la habilidad que su entrenamiento como cirujano ortopédico le había otorgado. En una bañera, virtio cal, y fue colocando los huesos, para que quedaran aun más limpios.

Dispuso como pudo fémures y húmeros a modo de columnas y sobre ellos desplegó, abiertos como pétalos, arcos costales. El edificio avanzaba, crecia, se transformaba y Cristobal, cubierto de sangre y coagulos negros, sonreia en su loca empresa. Nadie le podria entender. Nadie le importaba.

Las escápulas completaron el tejado. Cortando finos filetes, primoroso, tendio la techumbre y extendio las paredes. De las visceras y de otra casqueria se deshizo dejando que las aguas del rio arrastraran los tejidos hasta el fondo del profundo Atlántico.

La noche llegó, y él ya tenia su lecho de carne bajo su carne, su techo de carne sobre su carne.Todo era carne y huesos.Pronto comenzaria su leyenda, y mientras esperaba el mito llegar, se recostaba sobre la carne, ya caliente, y masticaba un pequeño trozo de pared.

...Y llegó el sueño, y el sueño fue mucho más imposible que la realidad. En el sueño amaba y no tenia que volver a un caparazón de carne donde estar tranquilo.Amaba y era amado sin violencia...

22/4/10

la casita de carne (II)

...Mientras conducia su furgón, pensaba, excitado, como ensamblaria los huesos largos, vaciando su médula, atornillandolos con esmero. Las paredes serian de pectorales y psoas, el techo de diafragma. Su sueño más salvaje se había desatado, y ya no queria saber de amores ni palabras, tan solo de huesos y carne, que el comeria cuando tuviera hambre, y repondria cuando fuera preciso.

Ya se imaginaba féliz en su montaña, en la casita con escaleras forradas de falda y en una cama con almohada de entrecot, cuando, en la carretera que asciende desde Villacarriedo a Abionzo, un inesperado control le obligó a parar un momento...Su corazón se subió hasta la boca, estaba muy nervioso:¿Y si le metian a un manicomio?¿Y si nadie comprendia su fantástica idea?De súbito, reconoció a Emilio vestido de guardia civil...

-¡Coño, Cristobal, cuánto tiempo!Hace mucho que no vienes por el pueblo.

-Sí...

-Ah, y mira, llevas una de esas vacas con asas- comentó Emilio mientras introducia su cabeza por la ventanilla delantera con una familiaridad que incomodó a Cristobal.-Qué cosas, todavía me acuerdo de cuando las vacas andaban por los praos.-Prosiguió el campechano guardia civil.

Cristobal agarraba tenso el volante con las dos manos, y una gota de sudor apareció en su sien...El encontronazo con lo que algunos definirian un amigo de la infancia se estaba haciendo eterno.Decidió que tenia que cortar rápido aquello si no queria complicaciones:

-Bueno Emilio, si no necesitas nada más, me marcho, que se me pone la carne mala-Interrumpió secamente Cristobal.

-Vale, vale¡ A ver si te pasas por el bar un día de estos!¡Hasta luego!

Por fin, a eso de las once de la mañana llego a la finca de su familia. Nunca iba nadie, así que estaba casi seguro de que podria vivir en la carne, sobre la tierra, sin que nadie le molestara: Colgandose de travesaños de carbonato cálcico, sacando los brazos por entre rejas de femur. Sería un ogro, un diablo, un humano fuera de lo humano...Se dejaba llevar por la locura como arena en la galerna.No quería volver, ya tan cansado como estaba de los otros.Pensaba que con su armadura de carne y misantropia se encontraria a salvo...

11/4/10

La casita de carne (I)


Una vida pobre o una vida rica... Hubo una vez un hombre que decidió encerrarse en una celda de carne y huesos. Una soleada tarde, durante los calores primeros de Junio, decidió que una nueva etapa de su vida comenzaba.

A la mañana siguiente se dirigió, muy temprano, al matadero municipal.Nunca había estado allí, así que perdió un poco de tiempo callejeando por el polígono industrial donde el matadero se encontraba, confundido con talleres mecánicos y almacenes de telas. Finalmente lo encontró. Franqueó la puerta y se dirigio al primer hombre que vió:

- Buenos días. Quiero comprar dos vacas muertas- Dijo el hombre.

-¿Desea alguna raza en especial?-Contestó el empleado del matadero.

- No, unicamente quisiera que tuvieran buenos huesos...ya sabe,con mucha médula.

- ¿Así que van a hacer un caldo para las fiestas de San Pedro?

- Sí, más o menos- Le siguió la corriente, pues tenia miedo de que si se desvelaba su propósito, no le vendieran las vacas.

- Pues creo que tenemos justo lo que desea...

El matarife invitó a Cristobal a que lo siguiera a través de un pasillo frio, blanco y aséptico. Ni rastro de sangre, solo fluorescentes zumbando. Abrió una puerta mientras explicaba orgulloso:

- Ahora, con los avances en biotecnología, ni siquiera tenemos que matar a las vacas; programamos su muerte para una fecha concreta y fallecen sin estrés ninguno. El resultado: Una carne de primerisima calidad- contaba orgulloso el matarife, relamiendose disimuladamente el labio superior.Era pulcro y eficiente, casí parecia un mancebo de farmacia; tan solo sus peludos y fuertes antebrazos quedaban como vestigio de un pasado distinto.

-¡Pero no se quedé ahí parado hombre! -prosiguió el empleado.-Las del 26 de Junio estan a punto de morir¡Mire, mire!¡Qué rigor!¡Es qué no me canso de verlo!

Cristobal no pudo evitar sobresaltarse y lanzar un gritito involuntariamente afeminado que de inmediato disimuló con un carraspeo.

El matarife, sin alterarse lo más mínimo por aquella muerte silenciosa prosiguio con la venta:

-Además, ahora las vacas vienen con unas asas la mar de prácticas, y si lo prefiere, le puedo ofrecer, por un precio menor, un par de ejemplares sin patas, que total luego casi nadie las aprovecha. Es un modelo que está teniendo un gran éxito de ventas.

- No,deje. Muchas gracias. Me llevaré estas dos.

El matarife llevó las dos vacas hasta el furgón de Cristobal y le ayudó a cargarlas.

-Y llevelas rápido a la camara frigorífica¡No querrá arruinar su guiso!

-¡Sí claro!- Mintió Cristobal


...Continuará.

14/3/10

El peso del fuego


Ningún objeto me puede devolver la paz que me robó el paso del tiempo; ningún consuelo para lo que sabía pero no quería reconocer.

Cuando aquellas visiones golpearon mis ojos, cuando abrí las puertas que ya nunca podré cerrar, no me convertí yo en hombre, pero dejé de ser niño.

Y todo esto me quema. Estoy ardiendo. Quizás podria entregar parte de la luz que desprende la llama y así aliviar la carga del fuego.

El peso del fuego.

21/2/10

Para Ein y EigenPersona

Hoy no he podido aparcar donde yo queria; así que tras media hora dando vueltas he decidido buscar un plan alternativo.Finalmente he encontrado espacio, aunque pagando, delante de la Almudena. Es uno de febrero y yo me estoy bañando en el sol del invierno, que entra gordo y fuerte por la cristalera inmensa de una cafeteria de la calle Segovia.

La cafeteria la regenta una señora; una de esas señoras que, antes de entrar en la recta final, toman la última curva con elegancia. La he pedido un café con leche, que como ya sabeis,en Madrid siempre va en un vasito alargado.Ahora mismo, sobre la mesa de granito, estoy yo, sintiendo el cada vez mayor peso del sol.

En la misma mesa, el vasito proyecta una sombra larga y absolutamente perpendicular, de mediodía. Por cierto, el vaso, ante el calor, se comporta con unas maneras mucho más elegantes que las mias:No suda.

Y una digresión más...o no tanta: Dice Thomas Mann en La Montaña Mágica, entre otras muchas cosas, que quien espera, considera el tiempo como un obstáculo, y no como un don. Yo tambien creo que es un regalo, y que debe ser aprovechado como muestra de gratitud.

Por eso hoy, que hará más o menos unos tres años que Ein y EigenPersona me invitaron a entrar en este espacio, quiero darles las gracias.Porque con aquel gesto, y con muchos otros que hoy no corresponde enumerar, me ayudaron y me ayudan a convertir el tiempo que corre en un gozo.

13/2/10

Un regalo desde la pérfida Albion

... de la mano de Zhen Shidow:

¡Instant Code Breaking Puzzles!

Por ejemplo:


A chinese visitor to America is having problems deciphering his travel instructions.

Can you help him?:
TEMEH THLIS EAEIL TGTMS EOAIO 1SFSOT 2WTSN

21/1/10

Este lado de la camilla (una historia iberoamericana)


La tarde estaba siendo lenta, viscosa, farragosa, como un bote de gel de ducha que se abre en medio de la mochila. Humberto no tenía nada que hacer, salvo esperar que ellos llegaran, y esa tensa espera impedía que pudiera hacer cualquier cosa útil con su tiempo. Era incapaz de concentrarse cuando estaba en medio de aquellas interminables guardias y a menudo solo podía emplear su tiempo en maldecir aquella incapacidad, sobre todo teniendo en cuenta que le esperaba una vida llena de días así: Para ser más exactos, unos cincuenta días al año, lo cual multiplicado por treinta años, venía a significar 1500 días. Cuatro años encerrado entre aquellas paredes; cuatro años viendo la muerte protegido por una bata blanca; cuatro años de ropa etiquetada con su nombre; cuatro años administrando un conocimiento adquirido y pulido durante décadas. Intentando evitar, posponer, paliar, conocer algo sobre la vida, la muerte y sus interfases. Y Viviendo la misma muerte, sin distancia, sin armadura, cuando no tiene esa bata…Una vida casi entera le queda por delante.

Eso suponiendo que no le ocurriera como a su amigo Alberto y el sueño de trabajo y prosperidad quedara súbita y ridículamente truncado. Aun no podía dejar de pensar en todo aquello, por más que hubieran pasado ya un par de años.

¿Qué milagros esperaban al otro lado del continente, más allá de los Andes y del Potosí, al otro lado de un océano que nunca fue el suyo? Qué tan bueno se suponía que era cambiar el país propio por uno lejano aunque no tan ajeno. Qué tan bueno, para acabar sufriendo una interrupción súbita de la vida, más propia John Bonham que de un licenciado en medicina vivaracho y parrandero.

Cada día, cuando Humberto iba para el trabajo caminando bajo los madroños, cuando distraído entre los semáforos y el sueño era asaltado por la memoria, pensaba en aquello, en lo fácil que podía ser que hubiera sido él quien se hubiera atragantado después de aquella copiosa comida con un representante farmaceútico. Y que solo por ese azar, nunca hubiera llegado a estar sentado frente al examen de acceso para la plaza de médico interno residente. Pensaba En lo fácil que hubiese sido que el pupitre vacio que quedó detrás de su respaldo no hubiera sido el de Alberto Ortiz, si no que Alberto hubiera tenido un hueco delante de su mesa, y que Alberto hubiera tenido que realizar las 260 preguntas del exámen intentando no levantar la cabeza.

En cambio fue él, Humberto Ortega, quien tuvo que sostener la concentración y tragar lágrimas por la garganta para no mirar atrás durante las tres horas de prueba, mientras las hojas inertes con el nombre impreso de Alberto Ortiz en la parte superior, abandonadas, observaban casi vivas su espalda. Algunos se preguntaban para distraerse de sus propios nervios, porque esa silla estaba libre. Solo Humberto sabia que era porque la muerte se lo había llevado, y aquello era demasiado íntimo para compartirlo con los otros aspirantes.

Ahora , aquel chico valiente y entusiasta que no escatimó ni soles ni euros en llamadas telefónicas para convencer a Humberto y a su padre de que en España le esperaba una vida mejor,no estaría allí para compartir los pequeños triunfos que se iban acumulando como monedas en la hucha lejana de la infancia. Solo quedaba un niño pequeño nacido español con un padre muerto cuyo nombre llevaba y una madre joven y viuda cuyas lágrimas enjugaban pañuelos casi extraños.

Y no está mal Humberto aquí, pero la vida antes, no por estar en un lugar o en otro, si no porque el tiempo se sucede con los inevitables accidentes, la vida antes era más sencilla, menos irónica, no planteaba retos crueles y estocásticos. No te obligaba a seguir. Simplemente estabas allí tranquilo, viviendo cosas sencillas, con poco dinero y pocas ambiciones; con poco futuro y la misma y exacta cantidad de presente que ahora.

Era más sencilla antes sí, porque durante los últimos episodios de su vida, todo tenía un significado profundo, abismal, revelador. Todo se había vuelto monstruosamente elocuente: Desde los cuatro meses que el cadáver de Alberto tuvo que esperar para regresar al Perú, hasta el hecho de que Humberto tuviera que sacar el cuerpo congelado de su amigo del contenedor español porque los contendores de cadáveres que enviaron de Perú eran más pequeños, y de otro modo el transporte no hubiera sido posible. Era un muerto con su propio purgatorio instalado en tierra ibérica. La distancia se convertía en tiempo robado a la familia y a los amigos. Incluso después de la muerte.

En la modorra de la tarde, a la espera de un nuevo paciente, todo aquello le venia a la mente, y pasarían muchos años antes de que pudiera olvidar y hacer de aquellas largas pausas entre procedimiento y procedimiento algo provechoso, pues la memoria de quien él podía haber sido lo visitaba con frecuencia, sin piedad.

Así que mientras la memoria del difunto se disipa como la niebla con el calor creciente del sol que nace, Humberto hace el trabajo bien, con cariño, intentando con la paciencia de un artesano vencer los prejuicios que sobre su piel morena y su acento dulce y lento aun pesan. Devolviendo inconsciente el legado inmenso de una historia de pueblos entreverados. Trayendo la memoria viva de un continente en sus manos y sus labios. Trayendo la memoria pero sin revelar cuan duro ha sido llegar hasta este lado de la camilla.

2/1/10

Aina, Nueva Vulcano y los trozos de vida.


Junio del 2002: Aina tocan en el Woodstock de la calle San Luis, en Santander.Es el cumple de Roberto, pero no está; se ha ido a Texas, así que lo grabamos en un videocassete, conseguimos que toda la banda le felicite y se lo mandamos.Ese mismo día conozco a Howard,tan risueño como de costumbre, y tambien sale en el video, aunque yo le llamo Hermes- probablemente por su porte mitológico.

Junio del 2003: Aina tocan en el Centro Andaluz de Torrelavega. Verano nuboso y concierto en el que se puede intuir la disolución de la banda. Vuelvo, volvemos, a hablar con Artur Estrada.Cordial, como es él, pero con gesto preocupado. Cinco dias despues, Aina se separan.

Mayo del 2006??:Yo creo que internet se equivoca.Yo diria que es allá por el 2004 o incluso finales del 2003. Aina hacen una gira de despedida, para hacer las cosas como las hacen ellos, en condiciones y celebrando.Punk Rock.En Liérganes, allí aparecemos Bosi, Álvaro y yo.Y hablamos con ellos, y les felicitamos por hoy y por los días pasados, y nos hacemos fotos...Y se nos queda grabado en la memoria.

Algún momento del 2006: Suances. Primer disco de Nueva Vulcano. Bea, Carlos, Bosi y yo estamos allí, curiosos pero seguros de que habrá buenos decibelios. Artur bromea con un libro de terapia sexual que tenia Bea.Ella se pone "colorá". Probablemente, si no lo habiamos hecho aun, nos compramos Principal Primera. Más palique con Artur...

Febrero 2008: Me vengo volando de Fuerteventura para estar con María y Bosi, y de paso, nos vamos los tres al concierto de Nueva Vulcano en Bilbo. Nos lo cambian de sitio.Nos lleva el coche la grua.Nos perdemos por el barrio chino.Al final, por carretera y tambien por railes, conseguimos verlos en el cuarto piso de una especie de almacén ocupado. Se lo contamos a Artur. Descubrimos a Marc.Juego Entrópico.Por cierto, a la vuelta me quedo atrapado con Eros Ramazzoti en el coche de mi hermano.

Noviembre 2009:Inés y yo llevamos la furgo de Móstoles a Bilbao.María y Bosi estan sentados a la entrada del Balcón de la Lola, sonriendo.No importaron los vientos de 120 km/hora en la cornisa.Era viento del sur.La bendición del otoño. Nos abrazamos y nos dejamos envolver por la energia¿El mejor de estos seis conciertos?Puede ser. Ya nos planteamos si Artur nos conocerá, pero aunque hablamos con el como en cada concierto, nos da corte preguntarselo.Es posible, pensamos, porque nos dice que nos ha visto ahí, en la esquina.Estabamos ahí, efectivamente.

Y por eso a los que nos gusta, nos gusta tanto.

2/01/2010


Conduzco hacía el oeste huyendo del nuevo día que viene. Atrás queda el parto anaranjado entre un manto aun denso de nubes, que el calor irá disolviendo con el progresivo ascenso del sol. Conducir hacía el oeste es, insisto, una huida desesperada, que inevitablemente termina en fracaso. Se pisa el acelerador esperando que la noche continue sirviendo de cobijo y uno no tenga que enfrentarse a demasiados problemas...

...Aunque, en realidad, nunca me han dado mucho miedo los problemas: Por delante queda un sábado de trabajo, que yo espero convertir en una jornada de servicio al prójimo; una oportunidad para ofrecer un poco de apoyo y un poco de esperanza a quien lo necesite, a quien decida entrar por la puerta de este humilde centro.Ayudar a comprender hasta donde yo comprendo, y ser claro, no ser críptico, no esconderme en las palabras.

Tengo un privilegio y un deber, como todo aquel que desempeña una profesión que considera valiosa y de la cual disfruta, aunque tenga que madrugar y trabajar un sábado.

Aquí llegan los que se han levantado y de súbito han vuelto a caer.Tambien acuden los que de una manera extraña, imprevista, han perdido cierto sentido de la realidad: bien para extraer provecho de ella, bien para, en los casos más graves, entenderla y sentirla como ligada a si mismos. Son solo estas unas lineas que empleo para expresar de una manera breve, visceral y no muy elaborada lo que siento ante mi posición respecto a lo que se llama locura, tambien por supuesto ante lo que se llama cordura.

Y todos tenemos una posición respecto a esto.