9/12/09

9 de Diciembre. 17.55


-A quién le interesa la realidad cuando existe el amor. La realidad nunca existió: ni un solo segundo pasó de ella en la cual nuestros sentidos no la corrompieran y no la moldearan a su antojo. Mientras tanto, el amor golpeaba incansable las puertas de nuestro pecho, allá en el centro, donde confluyen las parejas de costillas, sobre el esternón. Esternón que es remedo de cefalotórax de insecto antediluviano…

…la realidad fue siempre una patraña torpe, mientras que lo otro, eso que llamamos amor, estaba fuera, sin nombre, humilde pero inmenso; esperando a ser descubierto, invisible pero imparable, como viento del sur. Todo el mundo, dicen, es real mientras que el amor es algo secundario, dicen. Puedes conocerlo o no, y seguirás formando parte de lo real. Yo disiento: el amor es una condición previa de todo aquello que pudiera (con suerte) ser considerado alguna vez real.

¿Por qué no te callas ya y me besas?

Quien puede negar que, entre tú y yo, cuando estamos juntos surge una energía que no existe cuando estamos separados.

Bésame o márchate.




De la boca, la palabra o el beso. Elijo el beso.

21/11/09

Emociones en cajones


Estalló bajo mis ojos como una bomba de recuerdos. El cajón apenas podía abrirse de lo lleno que estaba. Una mudanza terminaba y los que serian residuos mañana, iban a expulsar a los residuos de ayer.

El cajón de cerezo empezó a mostrarme los restos que albergaba de mi: las imágenes de las personas a las que abrazaba, que siempre han sido muchas; los atardeceres dorados en el pedacito de césped que había a la entrada de la facultad; también en el cajón había dos martillos de reflejos con su cabeza de goma rosa, una postal de Sergio y varios mecheros que habían perdido todo el gas. Encontré además una entrada de un concierto de Wilco en Vitoria, de cuando Inés y yo comenzamos nuestra historia y el miedo y el amor por José María estaban más presentes de lo que están ahora. Los negativos de la vieja Nikon estaban allí también, junto con las representaciones de muchos que ahora siguen, pero de otra manera: Roberto, Ana, Rubén, Carol, Sonia... Otros ni siquiera siguen. Son los nombres los que no me acompañan, pero son los que me han hecho, escribiendo sobre papel de colores historias que aunque ahora parecen mentira, fueron todo lo reales que un humano es capaz de concebir. No sé porque sufrí en el pasado, no me reconozco como aquel que lloraba en la mesa de la cocina junto a su madre. Algo en mí se templó, o se desprendió, o creció, y a puro golpe de verso, de verso propio y de verso de Pessoa y de Machado, también de Bretch y de Otero, dejé esa exuberancia descontrolada. Desinfectado en la noche y el fuego, paseándome por el fondo de las cosas, encontré una cierta paz que llevo desde entonces a mi lado.

Estaba revuelto por dentro. Después de deshacerme de unos bastoncillos para los oídos, de un viejo mapa de Madrid de cuando no existía internet, de un billete de autobús finlandés y de alguna que otra reliquia de las anteriormente enumeradas, mis manos estaban llenas de polvo, y no dejaba de mirar el reloj para no perder el tren de las 14.05 a Madrid.

Gracias a mi padre no lo perdí, y pude darle un abrazo y un libro a Alfonso.

5/10/09

Navegante


Salí de casa como se sale hoy en día, sin pensar en la fortuna de tener un techo que nos cobija y comida abundante en la mesa. Mis pasos ligeros y frívolos portaban una remota vocación de baile, que más que sobre un escenario siempre se plasmó en un afán propio por embellecer la vida con filigranas de marfil. Siguiendo con mi proyecto puramente estético, en vez de pensar, para acompañar mis zancadas, cantaba: No pensaba casi nunca, porque una vez lo hice y estuve sin levantarme de la cama durante días, quizás tan solo porque mis pensamientos tomaron la dirección equivocada.

Son casi las diez, y llego tarde al puerto donde mi barco espera. El pueblo sigue tan insulsamente tranquilo como de costumbre: El señor Tupola cocina detrás de su gran ventanal calvinista; yo lo saludo con alegría mientras lo miro a él, pero lo único que veo es a su preciosa hija, que acaba de aparecer y le da un beso en la mejilla, para después ponerse a rebuscar en un gran costurero de latón. Es casi imposible reconocer en ella a la niña que hace diez años lloraba tierna y rosada porque dos pequeños jilgueros, reclamados por el canto de la primavera, habían huido de su jaula.

De repente, Elina levanta su hermosa barbilla, y sus ojos de miel y fresno, se encuentran con los mios a través del inmenso ventanal, recordándome cuanto amor en silencio se perdió en las noches de pasadas primaveras, cuantos suspiros subieron al cielo estival para trasnochar junto a la luna y sus luceros.

Ahora pienso que todo aquello pasó, que mi vida ha tomado otro rumbo, un buen rumbo hacía la mar infinita, y me perdono a mi mismo por guardar un silencio que una vez creí cobarde. Y entiendo, cálidamente, el significado de aquellas palabras no pronunciadas, el manto ubérrimo que se extendió con mi muda voluntad, la tierra sobre la que creció su risa y los verdes brotes que ahora se preparan para amar plenos. Camino, canto y olvido, mientras me alejo de ella, que teje tranquila un botón a la blusa rosa que tan delicadamente vela sus pechos en el último domingo del verano. Nos despedimos sin palabras, quizás, esta vez, para siempre.

1/10/09

Algarabía


Con todo esto de los sobrinos que nacen, y se van haciendo grandes, y comienzan a lanzar silabas al aire...

Susurro de sombra hecho,
Hombre que nace invisible,
Clamor que crece hasta
Derrumbar el silencio primero.

Y entonces, el niño
Sabemos ya que no es secreto:
Su carne comienza a ser oida
Y sus deseos dirigen el camino.

Desde lo oscuro y quieto,
Hasta el retorno al silencio de nuevo,
Transcurren como regatos en la pendiente
Los años de la fiesta y la algarabía.

Quizás alguien quiera entender la palabra,
Quizás a otros les baste con la calidez del sonido,
Con el prójimo evocado por el aire vibrante,
Con las silabas primeras que nombran a las madres.

12/9/09

El cisne negro

Lo último que ha caído en mis manos. De Nassim Nicholas Taleb.

En la contraportada:


¿Qué es un cisne negro? Para empezar, es un suceso improbable, sus consecuencias son importantes y todas las explicaciones que se puedan ofrecer a posteriori no tienen en cuenta el azar y sólo buscan encajar lo imprevisible en un modelo perfecto.


y por dentro hay cosas como:
Nosotros, los miembros de la variedad humana de los primates, estamos ávidos de reglas porque necesitamos reducir la dimensión de las cosas para que nos puedan caber en la cabeza. O, mejor, y lamentablemente, para que las podamos meter a empujones en nuestra cabeza. Cuanto más aleatoria es la información , mayor es la dimensionalidad y, por consiguiente, más difícil de resumir. Cuanto más se resume, más orden se pone y menor es lo aleatorio. De aquí que la misma condición que nos hace simplificar nos empuja a pensar que el mundo es menos aleatorio de lo que realmente es.
Y el Cisne negro es lo que excluimos de la simplificación.


¡Me pone!

7/9/09

Historias reales


Hugo se sienta a mi lado. Está inquieto. Huele a alcohol. Los asientos son demasiado estrechos, y ambos nos hemos empeñado en llevar las mochilas con nosotros: no hay suficiente espacio. Como aún quedan algunas plazas libres, Hugo se desplaza a otra fila de asientos. Yo respiro aliviado, pues la desconfianza había hecho hueco en mi corazón, y me sentía incomodo en aquel ómnibus con dirección al sur de la Argentina.

Comienza el viaje, estoy nervioso. Nada más arrancar el motor, me levanto a preguntar al conductor si efectivamente vamos con destino a Río Gallegos, provincia de Santa Cruz. Me tranquiliza con una afirmación y una leve sonrisa mientras Buenos Aires se despide con una ráfaga de polución, con pobreza, con flores en el pelo.

Unas cuarenta horas de carretera esperan, y Hugo permanece lejos en la otra fila de asientos, pero la falta de confianza todavía no me ha abandonado, aunque lucho con toda la fuerza de mi razón: He aprendido que cuando uno es extranjero, extraño, no posee mayor herramienta que la fe en el prójimo. Y siguiendo esta enseñanza, hasta el momento el balance ha sido positivo.

Las paradas en la ruta son más frecuentes de lo que hubiera deseado. La noche austral ya ha caído y Hugo, tras la subida de nuevos pasajeros en La Plata, se ve obligado a volver a su asiento original, junto a mí. Ahora habla escuetamente por su viejo celular. Ya no huele tanto a alcohol y está más calmado, lo cual me calma a mí también.

Hugo es moreno y gordito, como su nombre, aindiado y lampiño. Parece tener aproximadamente mi edad. Nos mantenemos en silencio, mientras yo prosigo leyendo 62/ Modelo para Armar. Ya no hay nada que ver a través de la ventanilla que me arrincona, tan solo luces que deslumbran con su ámbar enfermizo. Rompe la monotonía la llegada de las bandejas con la cena autobusera: Nos intercambiamos el buen provecho, y un puente de milanesas con puré de papas se tiende entre nosotros dos.

Entre bocado y bocado, caen nuestros nombres, nacionalidades y alguna palabra más. Hugo Nació en Buenos Aires, pero vivió casi siempre en Formosa, y lo recuerda con cariño, mientras se queja de que nadie conozca aquel rincón húmedo y caluroso de su país: Allí cazaba yacarés y cuatíes, era feliz, pero la falta de plata le obligó a volver a la gran ciudad, donde formo una familia, antes de marchar al sur a trabajar en una refinería. Yo también hablo un poco de mí, con esa mezcla de timidez y orgullo que noto cada vez que confieso mi profesión: médico, psiquiatra” Sí. El de los locos” traduce Hugo.

Él se disculpa por no haber tenido oportunidades para estudiar, quizás tampoco tenia capacidad: su castellano es tosco, poco articulado y quizás tras confesarle mi profesión, Hugo se anima a confesarme porque ahora vuelve a la ciudad: Su hijo pequeño tiene un tumor cerebral. Le operaron hace dos años. En los controles estaba limpio, pero ahora el tumor ha reaparecido, y esta vez la resección no es posible. El niño está recibiendo quimioterapia en el Hospital Garrahan. Por eso ha viajado unos pocos días a la capital. Yo me siento frívolo en mi peregrinar.

Imagino un pronóstico infausto y no pregunto más de lo que él me quiera contar. Pasa el tiempo en silencio, con ocasionales conversaciones donde evitamos el dolor. El suyo, que yo no tengo. A las 23 horas del Domingo llega a su destino, Comodoro Rivadavia, en la frontera de Chobut con Santa Cruz. Me levanto cuando se levanta y le doy un abrazo. No le deseo suerte. Pido por su hijo. Como puedo, con fe raquítica. Pienso en su hijo.

26/8/09

LA DISTANCIA/AMARÉ TU AUSENCIA





Y como hago yo para cuando no estoy. Cómo soy si no estoy. Amo lo que no tengo, o simplemente acepto no tenerlo aquí, a mi lado ¿Acaso se puede tener algo? ¿Cuándo tenemos algo? Cuándo lo vemos y lo tocamos o cuándo disfrutamos de ello, o cuándo lo recordamos ¿Es la memoria nuestro sexto sentido?

Entrenamos el oído y el gusto, quizás también cuando aprendemos a pintar aprendemos a mirar. Y el olfato también se puede refinar, imagino yo. Fácil quizás sea entonces entrenar la memoria, refinarla, disfrutarla. Otra manera de estar. De volver a estar.

EJEMPLO 1
Una tarde oscura y lluviosa en Santander, allá por noviembre o diciembre del 2004. Eran las seis de la tarde, y la noche ya era casi dueña. En aquella época vivía en la calle General Mola número 5, en un bonito edificio con vetustos soportales de piedra, muy cerca de los Jardines de Pereda.

Entré en aquel retorcido y entrañable piso; mojado yo, iluminado por luz de bombillas él. Venia de la oficina de correos, de recoger un par de discos que me han acompañado desde entonces: Harvest de Neil Young y Clube Da Esquina de Milton Nascimento. Entonces no sabia como todo estaba a punto de cambiar para mí. Y para mejor.

Como un preludio musical a ese cambio, fui a mi cuarto e introduje el compacto de Neil en mi radio-cd, oblongo y gris plata, indestructible. Aquel disco era tan dulce y tan sincero, tan sencillo y poderoso, que de inmediato se enredó entre las fibras de mi corazón. Se convirtió en una constante.

Después ya no sé lo que haría. Pero puedo imaginarlo: Haría también cosas sencillas y dulces, mas cargadas de sentido. Ya recuerdo, mayormente dedicaba mis tardes a hablar y a pasar tiempo con mis amigos.Igual aquella tarde fue la que Pedro y yo empleamos en ver Rashomon sentados en aquel sofá imposible.

Esos amigos que ahora están lejos, pero cuyos nombres y rostros llevo conmigo y saboreo siempre que puedo.

Motivo de orgullo.

6/8/09

Versos de Verano

La canción infinita de las hojas y el viento,
El guiño constante de los rayos de sol,
La vida creciente a través de los filos de la hierba,
Las voces de los niños, ahora tan lejanas…

…Todo aquello me hacía vagar en la nada, ebrio de verano,
Buscando un recuerdo, buscando el pasado;
Y mientras, un diablo me preguntó, generoso y valiente
si cambiaria la felicidad por la permanencia.

Y yo le contesté, con mis ojos cerrados,
Dejando que las rayas del sol cruzaran mis párpados,
Que no deseaba gloria ni quería intentar quedarme;
Solo quería, y aun quiero, un instante donde quepa el cielo.

2/6/09

Amor hace Eternidad

Cuánto tiempo podremos ignorar el privilegio de la mañana
Cuántos abrazos cambiaremos por sucios billetes, por sucios diplomas
Cuánta vanidad ocupara el lugar del amor en nuestro pecho
Cuáles seran los lamentos el día que marchemos,cuáles las alegrias.

¿Cuánto tiempo tenemos para amar...?


Perdura de nosotros aquello que nosotros elegimos que perdura.Bien a través de la simiente germinada, bien a través de lo que comunicamos a nuestro prójimo en estos nuestros mejores días...

Se tiene miedo a la muerte:David Cronenberg y Carlos Calderón de Gracia hablan de la muerte y de la desaparición de la identidad como sinónimos.Yo no estoy del todo de acuerdo:Creo que llevo vivo treinta años en este periodo,pero¿acaso quién yo era con,por ejemplo, doce años se asemeja a mi yo presente?Tan solo en unos recuerdos distorsionados, en unos rasgos físicos y en algún que otro rasgo de personalidad.Los contenidos que pueblan mi mente son tan distintos ahora...

¿Qué nos hace suponer que tras el momento de la muerte nos convertimos en una entidad ajena a lo que eramos justo antes de ese instante?¿No se parece más a mí, no es más yo, por ejemplo,Javier Vázquez(íntimo amigo y colega de profesión) que mi yo de cuatro años?

¿Por qué transmitir la identidad no equivale a conservarla?

Nuestra alma, o como se quiera llamar, no es nuestra, ni nace formada.La expandimos,la desarrollamos y la devolvemos al mundo.

Que yo no recuerde no significa que yo no siga.Son solo sesgos, ilusiones, trucos de una memoria individual, mezquina, angostisima.

No solo queremos vida eterna, lo que nos pasa es que, además, queremos tener constancia de ello¿Qué duda cabe de que procedemos de un tiempo muy remoto?¿Qué duda cabe que, si queremos, nos proyectaremos hacía un tiempo aun más remoto?

25/5/09

Caja Madrid/Plaza de España



-Tome¿quiere comida?Está caliente aun...
-Vale, vale.Muchas gracias.
-Tiene palillos para comerlo.
-Gracias.

Es domingo por la tarde en Plaza de España,y un muchacho da un recipiente con comida china a un indigente.Siempre que uno va al restaurante chino del parking de la plaza sobra comida, y hoy esa comida no irá a la basura.

El señor indigente se queda pensando para sus adentros, solo con la comida:

-¿Por qué me ha dado comida?Es igual, tengo hambre¿Qué es esto?Pasta con forma de hojas, y carne picada.Es lo que a él le sobra y a mí me falta.Hay unos palillos para comerlo. No se me da mal esto de los palillos...

Y esta noche a dormir otra vez en el Caja Madrid.Y mañana.Y al día siguiente.La suerte no va a cambiar.La suerte aunque cambiara no estaria conmigo¿Como voy a hacer tiempo hasta la noche?El verano es duro, con todo el calor, y los días tan largos que ya no se como llenar.

¿Quién soy?No me reconozco.No me recuerdo.Me duele recordarme, por eso bebo tanto ahora.Me salva del dolor. Me salva de la verdad que no tiene ninguna consideración conmigo.Cada vez que alcanzo la lucidez me doy demasiada cuenta de mis errores, y no tengo valor para pedir perdón, ni a los otros ni a mí.

Vivir.Me aburro de vivir a veces, pero esta comida esta buena, y hoy camino con un poco más de fuerza.Ni yo mismo se porque sigo caminando pero camino.

20/5/09

Hijo

-¿Hijo?
-Sí, estoy aquí padre ¿Qué necesitas?
-Nada, ya no necesito nada. El momento ha llegado.


Las hojas reverberan verdes y doradas en lo último de la última tarde de verano. La cualidad de los rayos es casi liquida, y estos se van derramando por entre los intersticios del gigantesco ombú, que alberga sobre sus ramas las chozas de las doce familias. El joven Gu-Han, pálido y conmocionado, traspasa el umbral y camina etéreo como un suspiro hasta el final de la rama, dejando asomar su rizosa cabeza fuera de la copa. Nota la presión en su garganta, el nudo que no cesa. Los ojos ya están cargados de lágrimas, y solo su miedo a parecer el niño que a partir de hoy nunca volverá a ser impide que se derramen las gotas sobre sus pecosas mejillas.

Delante de sus ojos hay una selva que parece infinita en su verdor, que parece que nunca nació. Gu-Han desea en silencio que Padre no hubiera dicho lo que acaba de decir, pero está dicho y el respeto a la palabra de sus mayores es la ley que yace más profunda en el fondo de su pecho. Ningún pájaro, de los cientos que vuelan sobre su cabeza, ha dejado de graznar, y el cielo rojo contempla impertérrito al muchacho. Tras frotarse los ojos con su gran mano de adolescente, inspira profundamente, y se da la vuelta en dirección a la choza. Sus piernas tiemblan, pero no duda. Ya no duda.

Antes de volver a traspasar el umbral para acercarse al lecho donde yace su padre, Gu-Han echa una mirada hacía abajo: Un telar de ramas es lo que ve, cientos de ramas entrecruzadas en aparente caos, pobladas de humanos y otros simios, perforadas por las larvas y toda la demás vida que alberga el ombú, que parece casi un planeta en miniatura. Sumergido ya de nuevo en la espesura de la copa del árbol-nación, el muchacho alza su cabeza en busca de un rayo de sol filtrado entre los miles de hojas, pero no logra encontrarlo. No se ha dado cuenta de que ha pasado mucho tiempo fuera mirando a la nada, rezando a todos los dioses, y el sol ya casi se ha ocultado por completo. Para él ha sido solo un instante pero el planeta no ha dejado ni de girar ni de vagar.

En el lecho yace el viejo Da-Han, despojado de orgullo y revestido de un aura indescriptible. Está casi inválido pero irradia tranquilidad, pues el dolor hace días que se canso de molestarle. Al ver entrar a su hijo, emplea sus escasas energías en mostrar una sonrisa de gratitud, y el calor de esa sonrisa, fortalece la voluntad del hijo, que ahora ya está dispuesto a comenzar el ritual. Comienzan a repetir las frases, con la memoria de los siglos, pero cargadas de calor y devoción, como si hubieran brotado por vez primera de un pecho humano.

-Déjame ser parte de ti, hijo, antes de marchar de este cuerpo. Llévame a tus labios como el agua del rio que tantas veces bebimos y que nunca se agotó ni se agotará.
-Te llevo a mi boca padre, y de mi boca te llevo a mi sangre.
-Tu sangre que nos lleva a nosotros, tus progenitores, en su esencia
- Sangre que formó mis huesos, entonces tiernos como verdes tallos; sangre que portó el germen de mi corazón. Sangre de madre, que forjó el rubor en sus mejillas para atraer la leche sagrada hacía el seno de la vida. Sangre de padre, que te dio la turgencia, vital y necesaria, para depositar en la sagrada matriz, la mitad de una vida.


La madre de Gu-Han no está presente allí. No soportaría la ceremonia, aunque ella participó en el ritual de transición de su propia madre hace ya muchos veranos. Ella se despidió del moribundo la noche anterior, y soporta como puede una separación que quiere creer será temporal, igual que lo fue todo el amor que ellos dos derramaron sobre ríos y tierra. No puede evitar llorar ni tampoco puede evitar que su fe sea débil en ocasiones y entonces la pena la coma por dentro, como un parásito voraz. Aun así, ya desde la mañana había dejado dispuesta la cuchilla ceremonial y el punzón de ébano, pues algo en su corazón le dijo durante la última luna nueva que esta la de hoy sería la jornada del tránsito. No se equivocó.

El intercambio de frases prosigue, mientras el médico-brujo aguarda con su séquito a la puerta de la choza, para que el niño que deja hoy de ser niño se sienta acompañado en el momento de traspasar este umbral de carne y tiempo.

-Hijo, ahora yo entro en tu sangre; Ahora soy yo quien es acogido por tu vientre y, por la gracia del blanco marfil de tus dientes que me reduce a lo minúsculo desafío a la muerte y me lanzo al futuro, a la espiral infinita…

Una tos súbita interrumpe las palabras del padre. La respiración se ha hecho terriblemente dificultosa, y con una mirada tan tierna como firme, Padre indica a Gu-Han que ha llegado el momento de empuñar la cuchilla y el negro punzón.

-…Gracias hijo. Para siempre.
-A ti padre. Desde siempre.


Los estertores del padre llegan ahora con violencia, y su cuerpo emaciado remeda un títere, el viejo se sacude como un pelele, y el joven tiembla como la llama en la vela. Ambos saben que es el momento y Gu-Han levanta el punzón sobre su cabeza y lo hunde justo debajo del esternón, ahogando un infinito grito, que no se sabe a quién de los dos pertenece.

Un sonido ahogado, leve, de metal entrando en carne, traspasa las paredes de la choza. Es seguido por un crujido. El médico brujo, que esperaba la señal emitida por la carne, comienza a orar junto a los otros. Es un momento de respeto y adoración. Respeto por lo que el venerable anciano había sido y por lo que ahora pasa a ser. Por lo ordinario extraordinario.

El corazón no se deshace fácilmente en la boca, y Gu-Han mastica en silencio, bebe vino durante horas. Mastica en silencio con la paciencia que da el amor, sin sollozos. Se embriaga. Traga. Las lágrimas no tienen cabida. Mastica en silencio. Traga.Bebe.Se embriaga Su padre estará con él ahora. Más cerca. Mastica. Bebe. Ama. Muere. Crece.

Afuera,sobre las oraciones, bajo las estrellas, los cantos de las aves prosiguen, como fulgurantes pespuntes sonoros en el manto infinito de la madre noche...

18/5/09

Metafísica de la portera

"El tiempo es el tiempo, nosotros somos los que pasamos"

La portera de mi edificio, con la que me cruzo siempre que llegó cinco minutos tarde al curro¡Olé!

VERSO-QUIZ

"La vida es lo más grande, perderla es perderlo todo"


Yo sé que este verso no es mio(aunque lo suscriba).El otro día me vino a la mente, y no puedo recordar su autor-dudo entre Pessoa o Bretch.Al que me saque de la duda,le invito a un fin de semana de ensueño en Talavera de la Reina, con depilación del rafe incluida (opcional).

¡Un beso!

12/5/09

Conversaciones entre hombres desnudos: La Era de la Información



Esto son unos hombres que estan en pelotas en el vestuario de la piscina municipal de Talavera de la Reina, con sus hipérboles y sus partes pudendas:

...Total, que mi mujer preparó la cena en Noche Buena, y estuvimos comiendo hasta el Día de Reyes¡Qué era aquello, era tremendo! y eso que eramos muchisima gente, como cuarenta o así:Yo, mi mujer, mis suegros mi cuñao...Estaba la mesa del salón que es como de cuatro metros, llena de bandejas... y dos más que había en la cocina. A ver si te mando unas fotos para que lo veas...

Sigue el tipo, mangurrian él, mojado y en pelotas- los que vayais a piscinas y gimnasios ya os podeis hacer a la idea:

Hice como mil fotos, para enseñarselas a la gente ( una por bandeja imagino).Voy a meterlas en un cd para mandarlas a Almeria.

-Pues las puedes mandar por correo, porque el hotmail te las comprime y así las puedes ver en pequeño-Comenta su amiguete.

-Pero yo no se como es eso de comprimirlas.

-Pues que en vez de mandarte un archivo, lo que te hace es mandar las fotos más pequeñas y así pues las puedes ver, pero más pequeñas claro...

-Ná, a mí me gusta más meter las 1000 fotos en un cd con cuatro o cinco peliculas y así se lo mandó a mi cuñao.

-Pues a ver si me las enseñas, mandame una esta noche hombre...

-A ver si puedo, aunque no sé, tengo que hacer unas cosas...Desmontar unos ordenadores-ya son viejos- para llevarlos al chatarrero, pero antes miraré a ver si puedo aprovechar una tarjeta de memoria o algo...

-Así te entretienes

Hasta luego!

AHHHHHHHHHHHHHHHHH

5/5/09

En vivo y sin editar: 23:02-23:08


Amar con errores, pero amar. Amar en la distancia de un brazo: Es hasta donde llego, no puedo llegar más, y creo que no hace falta más. A veces te envuelvo como una bufanda en el frio del invierno, y tú eres la garganta malherida, el tronco descascarillado bajo el viento.

Amar y errar, dejar los cadáveres en el camino.Cuando era niño, amaba con fuerza y de mis amores nacian hematomas y calenturas.Despues pense que me había convertido en un hombre, y el amor se confundió a veces con lagrimas.Ahora estoy donde estoy, y sigo intentando amar, ya casi sin hacer daño, pero cayendo una y otra vez en faltas por omisión.

Es un camino largo, y da la impresión de que tenemos el tiempo justo para recorrerlo. Aunque mejor recorrerlo de la mano.

4/5/09

Santander. Finales de febrero

Una bonita tarde de domingo, un dia soleado de invierno.
Uno de esos que tanto temo ultimamente, porque en la soledad
que los caracteriza me resulta imposible engañarme para no
pensar en ti.

Un bonito paseo por la punta de Mataleñas.
Un par de cigarros encendidos con el mechero que te dejaste
olvidado en mi casa la única noche que te tuve para mi.
Un relato de Borges leido en un regalo de tranquilidad
llegado desde muy lejos, y al mismo tiempo desde muy cerca.

Al terminar el cuento el dia ya no es bonito, pero la
oscuridad que va ocupando el cielo; la manera en que
difumina el horizonte, y el viento del atardecer que
me quema los pómulos, de alguna manera, me acompañan.

Durante la vuelta pienso en lo inútil de volver a visitar
nuestros escasos lugares comunes, con una mezcla de miedo
y esperanza de que aparezcas; por falsa sopresa, en cada
giro que toma el camino, y un toque de curiosidad acerca de que
pasará cuando ocurra ese encuentro, que sé inevitable.

21/4/09

Pues otros cinco principales.Habrá más...


Neil Young- Vampire Blues


Beach Boys-God Only Knows


Animal Collective-Winter Wonderland


This Mortal Coil-You And Your Sister


Albert Plá-Joaquín el Necio

15/4/09

Charly


Charly el mexicano vive en La Casa Tomada, un hostal en el número mil quinientos cuarenta de la calle Honduras. Hace ya mucho tiempo dejó México DF, enamorado de una mina, con un futuro tan brillante, tanto, que cegaba el presente. Los años pasaron y la relación pasó. Con la ruptura del corazón vino una temporada oscura: Él tomaba y tomaba, confuso en una borrasca de celos y reproches a si mismo, con toda la impotencia que un hombre puede sentir cuando el cuerpo sinuoso de la mujer que ama se marcha. Se marchan su risa y sus caricias, y se marcha también su tregua húmeda.

Yo compartí un mes con él, bajo un mismo techo. Charly, un tipo grande, fuerte y afable como un oso, dormía de día, con otros cinco muchachos, en un cuarto pequeño donde las literas se apilaban, dejando solo un pequeño hueco para un par de ventiladores, tan necesario en el calor sofocante de Buenos Aires. Por la noche trabajaba en la cafetería del aeródromo, de cuatro de la mañana a once.-Las propinas son buenas y el lugar es tranquilo.- decía.

Gustaba de escuchar metal y ver lucha libre, allá en el salón de La Casa Tomada. Casi siempre con el torso desnudo, lucia los tatuajes que tanta gente luce. Espoleado por las altas temperaturas, bebía cerveza en botellas de litro, y convidaba amistosamente a los otros huéspedes.

Una vez me contó, mientras hablábamos de cómo el limón suaviza y neutraliza algunos sabores fuertes, que durante su infancia en el distrito federal, sus padres les daban a él y a sus hermanos tacos rellenos de cebolla y jugo limón. A los niños les encantaba, era un plato delicioso, y muchos días lo pedían como una especie de premio. Años después su padre le contaría que ese era el plato más económico para ellos, y que así podían desterrar el fantasma del hambre de la familia.

5/3/09

De sembrar y de sangrar


No tengo nada, granos de arena;
Soy algo, espuma de mar;
Sin casa, avanzo sobre las piernas;
Sin trabajo, surco el espacio;
Sin guitarra, choco mis palmas y canto.

No tengo nada,
Y por eso que no tengo no me puedes querer.
Elige pues amar, niña morena, o márchate ya.
Soy algo y quiero ser más.

Casi una botella es lo que parezco:
Hay días que reboso de buen vino,
Otros la espuma de la ira borbotea
Porque no entiendo que no quieran más;
Porque no entiendo por qué no entiendo.

Quizás el mundo este en lo cierto
Y no haya que mirar más allá:
Cerrar los ojos y comprar,
Una docena de huevos, una bolsa de sal…
Quizás al morir todos comprendamos
El porque no comprendíamos al otro.

No quiero ser dueño, no puedo ser dueño
No quiero ná,
No puedo tener una persona que me llore,
Ni quiero una casa que me sobreviva,
Pero que tampoco llegará a la eternidad.

Como escuece mirar al futuro,
Cuando desde aqui se ve un final;
Como escuece, que me entran ganas de procrear,
De sembrar y de sangrar, de seguir naciendo...

17/2/09

El miedo mata la mente

Todas y cada una de las personas que han habitado, habitan o habitarán en este planeta tienen su propia canción. No es una canción escrita por otra persona. Es una canción con su propia melodia y su propia letra. Son pocos los que llegan a cantar su propia canción. La mayoría tememos que nuestra voz no le haga justicia, o que nuestras palabras sean demasiado tontas, o demasiado honestas, o demasiado raras. Así que la gente acaba viviendo las canciones de los demás en lugar de cantar la suya propia.


Neil Gaiman, Los hijos de Anansi

10/2/09

Más de la mar


El y yo siempre buscamos el sol. Pero me da la impresión que su enamoramiento con el astro es más profundo que el mío. Él fue quien perdió la vista bajo sus rayos, sobre su reflejo marino. Él fue quien me enseño, con sus silencios y su amistad, quienes éramos los de abajo y que era lo de arriba.

Y así llegamos desde Granada, en nuestra mercedes vito, polvorienta y abollada, a las costas de Almería. A San José, a su mediterráneo cálido y vivo, a su orilla interminable. Como dos niños hermanos dejamos nuestro cuerpo bañándose en el agua de la tarde y nuestra mente flotando en un cielo de nectarinas y rumores blancos. Aprendimos de los cardúmenes plateados como nuestra voluntad es pequeña comparada con la fuerza de la marea. Juntos en verano.

Y aprendimos también que hay momentos en los que parece que solo estas viviendo, pero que el tiempo, con su manto único, verdadero, reviste preciosos.

7/2/09

Notophagus


Me llamé Ignacio Solar, fui un muchacho, una especie de homínido. Ahora no tengo ni huesos ni nombre, y vago por las dimensiones infinitas de una memoria compartida por todo aquello que vive. A veces me canso de ser, pero poco importa esa sensación que vagamente me recuerda los horrores y placeres de mi antigua condición humana. Condición que comencé a olvidar, a contaminar, a recrear, en el continente que una vez se llamó América…

Aun recuerdo, palabra por palabra, lo escrito en las páginas amarillas de aquel diario, porque memoria es lo único que de mi queda:



“…En el sur de la provincia de Santa Cruz, se yergue el cerro Chaltén como una herradura de roca descascarillada que apunta con sus cuernos al cielo, no sé si como revancha a un dios o como intento de comunión con los ángeles.

Hace algo menos de un año, en casa de una amiga madrileña/bilbaína contemplé, grabada en un hermoso libro, la imagen del cerro: Mole sobrehumana, desgarrando nubes, que trae la voz del tiempo infinito. En aquel salón donde pernocté, en Arturo Soria, confortable pero nervioso por circunstancias ahora lejanas e insignificantes, pensé en que quisiera llegar a sus pies, tocar su pared de piedra que es una, y que es una con este planeta. Jamás pensé en alcanzar su cima, pues no podría, y mi creencia es que debo permanecer abajo, humilde, a sus pies.

Y las circunstancias me acabaron postrando efectivamente a sus pies: sobrevolando el atlántico, cruzando la Pampa, sobre la carretera de las rectas interminables, a través de los controles policiales numerosos y de las noches dolorosas del ómnibus. Habían pasado diez meses desde que ojeara el libro, y ni siquiera podría explicar con claridad porque llegué allí, pues mi vida es ahora el vuelo de una hoja, o la suerte de un madero, arrastrado hasta la costa por las vivas mareas de setiembre.

En la primavera del sur de la Patagonia, que a veces es afilada como el más puro invierno, me hallé, preso de aquel deseo incubado a doce mil kilómetros de distancia. Que cerca estaba de observarlo, de hacer reales las palabras leídas en aquel viejo libro; De hecho, con cada paso, las hacía más reales, con cada metro que ascendía, con cada recodo, con cada corteza por mi mano acariciada. Algunos habían muerto intentando alcanzar esas cimas, yo no pensaba en aquello. Me sabía ya en un vuelo vertiginoso, en falsos círculos, por el cosmos inabarcable, en una nave de rocas y magma, de agua y vida. No necesitaba subir, pronto en unos años, sería todo.

Bebí del agua cuando tuve sed: La tierra generosa me la ofreció como la madre ofrece leche a su niño. La sombra hizo temblar mi cuerpo con frio, y los rayos de un sol lejano y errabundo acariciaron mi piel como solo mi amada, ahora tan lejos, sabe hacerlo.

Un árbol me recordó la vida que fluye dentro, y como quien quiere donar lo más puro a la institución que lo ha formado, como un gran regalo que llevaba dentro, como un torrente espontaneo y pulsátil, derrame mi esperma sobre la corteza de aquel inmenso notophagus. Con un beso en su tronco me despedí, llevando conmigo el sueño loco de que mis gametos perduraran para siempre y llegaran a ser algún día hijos de los astros.

¿Acaso es tan difícil de entender que queramos vivir para siempre?...”



Los años sucedieron a los meses, y los siglos a los años, los milenios a los siglos, y aun se podía, si algún humano hubiera podido, observar desde la ladera de aquel monte la corteza petrea y viva del notophagus. A sus pies, algo vagamente vegetal, una promesa tierna y verde cuyo tallo era interrumpido en su parte más distal por tres estomas rodeados por tejido muscular, comenzó a emitir un sonido dulce, de inédito timbre, y su nuevo canto nunca dejó de viajar.

1/2/09

Mis 5 principales: Empezando

Depeche Mode - It's no good

Depeche Mode - Enjoy the silence

Smashing Pumpkings - Tonight

Muse - Sunburn

Underworld - Dark and long

30/1/09

Más historias


La noche de los púberes se diluye despacio entre inopinadas blasfemias, risas y ojos de midriático vidrio. Los muchachos y muchachas intentan exhalar su barata ebriedad en el abarrotado autobús municipal, mientras el sábado se convierte en domingo. Una pareja de quinceañeros se besa con ansia y torpeza; los otros, que están solos, suspiran por unos ojos que no les reflejan; o por unos senos que no acarician; o por una sonrisa que se ha escapado como una paloma.
Las grandes manos agarrándose a las barras, sostienen los cuerpos desgarbados que se zarandean en las curvas. Él alcanza los asideros con dificultad. No puede dejar de verse más bajito que los otros; tampoco puede aun dejar de ser tímido, temeroso de si mismo, de la persona que desde hace poco tiempo está comenzando a forjarse: ese hombre a medio hacer, que recién ha dejado de ser niño, y que según dicen algunos apunta lejos, aunque él no esté seguro, o ni siquiera se lo haya preguntado.
Su amigo Miguel, rizoso, casi gitano, mucho más enraizado en el presente y en la tierra, está multiplicando una historia divertida de la inocente noche que acaban de apurar. Él contesta con la risa a sus exageraciones, pero la parada del moreno llega y han de despedirse con esa mezcla tan juvenil de extroversión y dureza.
Y queda solo en el autobús municipal, con los otros niños casi hombres, con las niñas que ya sangran. Quedase él cavilando, como siempre, pensando infatigable: absorto, con su pelo largo húmedo por la incesante llovizna que remojó toda la noche, piensa en lo que echaran en la tele al llegar. Quizás pongan alguna película de ciencia ficción de esas que tanto le gustan. Los chubasqueros y las cazadoras vaqueras se acarician, empapadas, mientras van pasando las paradas que preceden a la suya, y la ciudad se va convirtiendo en humilde extrarradio: Calvo Sotelo, Ayuntamiento, Jesús del Monasterio, Numancia… de súbito, como teletransportada, una torpe y borrosa figura, aparece entre dos abrigos, acurrucada como un animal herido, como un feto. En un rincón del bus, sentada casi en el suelo, ni si quiera parece tener derecho a un asiento. Es una mujer pequeña, rechoncha, rubicunda. Su pelo graso y castaño es corto, lleno de remolinos que apenas ocultan las groseras orejas. Los ojos azules y como ausentes consiguen no sumar belleza alguna al rostro, salteado por profundos poros y donde una especie de grano sebáceo y eritematoso en el surco nasogeniano acapara toda la atención. Su mentón escueto y arrugado parece hallarse en un puchero perpetuo. Y el cuello, seguramente inexistente, se encuentra cubierto por una vuelta de lana. Lo demás en ella también es despropósito: La cazadora sintética con parches de colores; la falda demasiado corta y áspera que deja en evidencia unas piernas blancas y rollizas, con largos pelos, envueltas solo en frio y lluvia, rematadas por unos botines tan rojos como incongruentes.



Él no puede dejar de mirarla, hipnotizado por su ordinaria fealdad, tan ordinaria que casi sobresale por el otro extremo. Observa como la mujer lleva algo dentro de su puño derecho, apretado como si fuera la vida misma. El chico distingue primero un color rojo arrugado, para segundos después, reconocer la verdadera naturaleza del pajarillo de papel: un billete de dos mil pesetas. Ella tensa sus nudillos con fuerza y no mira a ningún sitio, vacía o avergonzada, desterrada. Ninguna oportunidad para ella. Ninguna. Carnaza y miseria. Sexo que horripila.
Siguen pasando las paradas, y la mujercilla a penas se mueve, a penas reacciona. Solo aprieta su billete rojo y sucio, con su mirada fija en ninguna parte, probablemente empapada en vino barato. Y el muchacho, desde la distancia y desde los restos de lluvia en su frente, la mira y la repasa a unos prudenciales dos metros, tan curioso como conmovido y asustado, pensando si su juicio, en ese autobús dirección Cazoña será errado o no lo será. Sigue mirando los dedos gorditos; mira el billete engurruñado que rebosa, rebasa los límites de la pequeña mano, como si fuera más grande que ella misma.
Se apea del autobús frente al Hospital Universitario, que pronto le vera cursar sin dificultad pero no sin esfuerzo la carrera de medicina. Piensa que acaba de ver a una puta, que se aleja hacía la periferia con su inútil pájaro carmesí apresado en el puño. Y piensa, también, que la pobre puta no se parece en nada a Jane Fonda o a Julia Roberts, que a veces salen en las películas de los sábados por la noche.

15/1/09

El pucherazo del Rubicón II



Subo por la esquina de la Conveniente hacía el Carmen. Son las dos de la mañana y quisiera pasar un rato con Carlos antes de que el Urban cierre.
En medio de la cuesta me cruzo con una vieja conocida y dice, mujer con raíces en lugar de piernas dice:
-Vienes mucho por aquí - certificando inconsciente que mis ausencias son ahora más prolongadas que mis presencias.
Tras un superficial intercambio de información, nos despedimos, mientras el eco de sus palabras me convierte en exiliado y viajero a un solo tiempo.
Acelero el paso y alcanzo a mis amigos; maravillosos en santanderina proporción, dos chicos por chica. Y como toda marcha es preparativo de muerte y celebración de vida, y me acaban de recordar que marcho, durante el resto de la noche disfruto aun más si cabe de música, humo, voces y rostros bañados por la luz de los cármenes.

Pucherazo en el Rubicón (claramente merecia yo el premio)




La luz de la calle del Sol es siempre la de una bombilla ambarina, endeble, a punto de fundirse, y a pesar de ello no habrá calle en esta ciudad costera donde los rostros sean más claros.
Bajo las bombillas del Sol se cometen aciertos y fallos, por acción u omisión, atenuados por la ebriedad o exaltados por la misma. Y todos buscan ese momento que cambie su vida, o esa charla que alumbre un poco más lo que permanece oscuro.
Un año, entre Diciembre y Enero, colgaron cientos de bombillas con navideños motivos de zambombas luminosas, y todo el mundo pensaba en coitos interminables y enérgicos: En Nochevieja follamos como leones y leonas; Otro año el motivo eran los camellos, y en enero los reyes trajeron a todos grandes fichas de costo…
Todo el día quejándonos del consistorio para no acertar a saber que siempre fueron los aliados de nuestros sueños.